viernes, 28 de enero de 2011

Degustar el café: Todo un arte.

En el tema de hoy trataré el tema de la catación. La catación es la capacidad y arte de probar un café identificando sus características, clasificándolo y saborearlo con los cinco sentidos.



Una taza de café la podemos tomar con los cinco sentidos, ya que a la vista podemos observar el color de la café, así como la espuma y la densidad de la bebida; con el olfato percibimos su sutil aroma, que es un perfume único que da identidad al café; con el tacto identificamos el cuerpo, que es la consistencia del líquido, y en esto influyen los aceites y sustancias extraidas de los granos del café en su procesamiento; el oído influye en la experiencia de disfrutar nuestra taza de café, ya que un ambiente tranquilo y agradable nos ayuda a poder disfrutar nuestro café. Por último está el gusto o sabor, que es sin duda el sentido que mas influye en nuestra degustación, ya que con él percibimos las principales características del café, que a continuación detallaré.



Para disfrutar una taza de café, hay que tomar en cuenta los cuatro factores que encierran las cuatro características del café:


Acidez:
La acidez está relacionada con la sequedad que el café produce en los bordes de la lengua y en la parte de atrás del paladar. Sin suficiente acidez, el café suele ser plano. 
 
Aroma:
Para sentir, todo el aroma del café, primero, aspiramos el vapor que asciende de la taza. Un buen bebedor de café, al igual que un catador de vinos, antes de mojar los labios en el café, aspira su aroma.   
Cuerpo:
Este factor está relacionado con los aceites y sustancias que se extraen de los granos a lo largo de su tratamiento y se refiere a la sensación del café en la boca, a su viscosidad, peso y grosor. El café no debe ser demasiado líquido, sino poseer cierto cuerpo para que no corra rápidamente y se escape de la superficie de la legua y la aterciopele. Sólo entonces comienza a apreciarse el sabor de la bebida.
 
Sabor:
Es la relación entre la acidez, el aroma y el cuerpo que le dan la forma al sabor del café: acaramelado, achocolatado, fragante, frutoso, maduro, dulce, delicado, almendrado, picante, etc.
El dulce es una sensación provocada, además de por las características de los cafés utilizados para la mezcla, también por la presencia residual de azúcares en los granos tostados. Un tueste demasiado acentuado reduce la sensación de dulce y potencia las notas amargas. La agradable acidez de un espresso depende no sólo del nivel del ph, sino también de la concentración de los ácidos presentes en el café verde (ácidos cítrico y málico). La concentración de estos componentes alcanza su cota máxima en los niveles medios de tueste, para después disminuir a altas temperaturas.  
Así que ya saben, cuando disfruten una taza de café, pongan a trabajar sus sentidos y exploten al máximo las delicias del café.
Hasta pronto.

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